El legado del “Obispo de los Pobres” vive en la defensa de Litigio Estratégico Indígena
- LEI A.C.
- 19 may
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Santo Domingo Tehuantepec, Oaxaca, 19 de junio de 2025. En el corazón cultural del Istmo de Tehuantepec, donde la tierra y la resistencia indígena se entrelazan con la historia, pervive la huella de un hombre que cambió para siempre la forma de acompañar al pueblo desde la fe y la acción. Don Arturo Lona Reyes, conocido como el “obispo de los pobres”, no solo sembró cooperativas y esperanza en las montañas de Oaxaca, también bendijo el nacimiento de una organización que hoy continúa su lucha: Litigio Estratégico Indígena A.C.
Nacido en Aguascalientes, pero formado en el Istmo de Tehuantepec, Lona Reyes llegó a la diócesis de Tehuantepec con un profundo compromiso por el Evangelio encarnado en la realidad de los más marginados. No fue un obispo de escritorio: caminó con los campesinos, compartió sus luchas y organizó con ellos proyectos de economía solidaria y formación comunitaria. Su labor pastoral no solo fue espiritual, sino también profundamente política y social.
Junto a figuras como Samuel Ruiz, Sergio Méndez Arceo y Bartolomé Carrasco Briseño, Lona Reyes fue una de las voces más fuertes de la Teología de la Liberación, corriente eclesial que entiende a Cristo desde el sufrimiento de los pobres y la lucha por la justicia. Por esta razón, fue perseguido, acusado y hostigado, pero jamás claudicó hasta su fallecimiento.
En este contexto nace Litigio Estratégico Indígena A.C., organización jurídica comprometida con la defensa de los derechos de los pueblos originarios, inspirada y fundada bajo la guía espiritual y ética de don Arturo. Su bendición no fue solo simbólica, fue un mandato: poner el derecho al servicio de la justicia social.
¿Qué es el litigio estratégico indígena?
Litigio Estratégico Indígena A.C. trabaja en la defensa de los territorios, la autodeterminación y los derechos colectivos de comunidades indígenas en México. Su enfoque va más allá de la defensa legal tradicional: utiliza el derecho como una herramienta política para incidir en precedentes judiciales, visibilizar injusticias estructurales y transformar realidades.
A través de juicios de amparos, recursos ante organismos internacionales y acompañamiento comunitario, la organización ha logrado suspender acciones extractivas, garantizar el derecho a la consulta previa y proteger territorios ancestrales. Todo esto, desde una lógica profundamente comunitaria y con una visión que retoma el legado de quienes, como don Arturo creyeron que la justicia no se ruega: se construye.
Don Arturo no fue solo un obispo: fue un sembrador de conciencias. Hoy, a través del trabajo de Litigio Estratégico Indígena, en estos días difíciles, su legado florece en cada comunidad que defiende su tierra, su cultura y su dignidad.
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