Tres mujeres, tres lenguas, un mismo horizonte: oaxaqueñas indígenas irrumpen en la Suprema Corte

En un país donde la justicia muchas veces ha tenido acentos ajenos a los pueblos originarios, tres mujeres oaxaqueñas, indígenas, feministas y activistas, han tomado posiciones estratégicas dentro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Su llegada no es un simple nombramiento burocrático: es un gesto histórico hacia la pluralidad, la interculturalidad y la deuda pendiente con quienes han sido sistemáticamente excluidos de la impartición de justicia.

La voz del zapoteco en los pasillos del poder

Camelia Gaspar Martínez, originaria de Santo Tomás Quierí y hablante del zapoteco de su comunidad, asume la Dirección General de Asuntos Jurídicos. Su trayectoria está profundamente vinculada a la defensa de los pueblos indígenas y a la Red de Abogadas Indígenas, un colectivo que ha tejido presencia y resistencia a lo largo del país. Con ella, la Corte se abre al eco de una lengua milenaria que pocas veces había tenido espacio en las instituciones jurídicas más altas.

Karina Regalado: la justicia como diálogo

Desde Juchitán llega Karina Regalado, abogada biniza y egresada de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca, para dirigir la Dirección General de Participación Social. Su mirada está anclada en la idea de que la justicia no se decreta desde arriba, sino que se construye en la escucha y en la colaboración con pueblos y comunidades. Regalado encarna esa convicción: un Estado que dialoga y reconoce, en lugar de imponer.

Cristina Solano: la batalla contra la violencia

Cristina Solano Díaz, mujer ñuu savi (mixteca), se integra como Directora General de Prevención, Atención y Seguimiento de Violencia de Género. Su lucha ha sido clara y constante: abrir grietas en un sistema que normaliza el silencio frente a la violencia contra las mujeres. Desde su nuevo espacio, llevará consigo la voz de quienes han enfrentado la doble opresión de ser mujeres e indígenas en un país desigual.

Un triunfo colectivo

La organización Litigio Estratégico Indígena celebró con fuerza estos nombramientos, no solo por lo que representan para cada una de ellas, sino porque colocan la perspectiva intercultural y de género en un espacio donde históricamente ha predominado la homogeneidad. La llegada de estas tres oaxaqueñas es también un recordatorio: la justicia será plural o no será justicia.